Ancá Alpargata

Mi abuelo lo primero que hacía era ir ancá Alpargata. Lo primero y lo último. Incluso quizás lo de en medio. Una comedia con la presentación, el nudo y el desenlace en el mismo escenario. Sin giro. Con algún que otro duro en el bolsillo era feliz. Para su cafelillo. Si no, lo porfiaba. Como el traje que se compró en Málaga y que mi bisabuela tuvo que ir a pagar. La cuenta está echá, le convencía a mi bisabuelo mientras le reclamaba a su hijo el dinero de haber vendido la verduras en Málaga. Que se comprase un traje era inusual. Mi abuelo no era un hombre que se vestía por los pies. Cuando sonaba el despertador, ya tenía los zapatos puestos. Y no estoy usando un recurso literario: mi abuelo dormía en zapatos. En eso, no he salido a él. A mí me molestan hasta los calcetines. Excepto cuando tocan otras cosas, que sin ellos no funciono. El caso es que mi abuelo, apodado el Medallas por su predisposición a las mancharse la pechera a la hora de comer, no brillaba por su orden. Un capitán de la anarquía. Lo mismo categorizaba la lluvia como buen tiempo para dormir la siesta mientras mi padre limpiaba la criadera de cerdos… que no comía porque al capitán no la habían puesto cuchara. Pues me voy ancá Alpargata. Él lo hacía por divertimento. Por la misma diversión que comenzó a plantar un huerto de garbanzos y habas. Este año me voy a entretener sembrando. Y, a lo primero y lo último, el entretenido era mi padre. El hijo menor. Hasta que se hizo mayor y descubrió la cerveza. Este año me voy a entretener sembrando, le dijo a mi padre. Pues yo me voy a entretener en el fútbol y en el Pub de Juan León. Y se acabó la cosecha. Qué irónica lucha de clases aparece en esta historia. El patrón y el jornalero. El capitán y el soldado. Torra mandando a la insurrección y ordenando a los Mossos. Puigdemont en Waterloo proclamando traidores a quienes no vayan al frente. Napoleón, en la retaguardia; Franco, en el Valle, y Bush, en la Casa Blanca. Mi abuelo eligió un bar para divertirse. Ancá Alpargata. Al menos, jugó con responsabilidad.

Francisco Ruiz Botello (Paco Teodoro), junto a su hijo menor Héctor Ruiz Jiménez momentos antes de la misa de boda de la nieta y sobrina, respectivamente, Nuria Ruiz Navas.