Pedro lo dejó claro desde el principio. Ahora, si…, que no es ahora, sí. Un estratega de las hipótesis. Si no se llega a una acuerdo después de las elecciones del 11 de noviembre, ¿qué? Si sí: ahora, sí, pero ¿y si no? Pues no es no. Al final va a resultar que corre el viento para todos. De un lado a otro. ¡Vaya fastidio! Ahora que Ciudadanos ha cambiado la vela por un perro. Lucas se llama. Huele a leche, dice. Lo dice Rivera, no el perro. Ellos, huelen el miedo. Como el que intenta sembrar Vox, que aspira a recoger una densa cosecha el domingo. Pedro sigue leyendo la instrucciones de su nueva probeta. El profeta sigue siendo Iván Redondo. Le ha dicho que hay que rascar del centro para llegar a los ansiados 140. A ver cómo queda un poquito de pelo de centro, un par de huesos de dictador, un ojo independentista y una oreja de Rufián. Abracadabra. Quiero decir… ahora, sí. Y a callar. Qué raro que anoche el del perro no usase el “¿lo oyen?”. Al ahorasiísmo le faltó valentía. Mirar y no leer. Creer y no crear. Lo que sí se escuchó es el rugir de Abascal. El tigre fue él. Los demás, le dejaron. Porque Iglesias baja la voz en la tele. Hasta parece moderado. Mirar, tampoco mira. Evita los ojos. Pero protagonizó varios giros. Las mismas vueltas que le dieron a Cataluña. ¿Dónde queda Andalucía? Por ejemplo. Menos mal que Rivera tuvo un recuerdo con la España rural. ¡Qué paseos a la papelería para comprar esos mapas mudos! Yo todavía no me sé las provincias de Castilla y León. Qué frío. Seguro que el profe Iglesias me lo explicaría. Un poco menos de pelo y estaríamos ante Juan Cuesta ―ojo a la coronilla de Pedro J―. Diálogo, diálogo. Habrá de todo menos de eso. Que la regeneración no es otra cosa que colocar un cortijo por otro. Abascal dice que quitó uno. Entró, rapiñó y lo cerró. 300.000€. Eso no funcionaba, dice. Normal. La banalización de la política. ¡Cómo se ha normalizado la discrepancia ideológica e ilógica! Claro… sólo hay una copia de las llaves. Que digo que Pedro lo dejó claro desde el principio. ¿Y si no? Pues pa’ mi tó. Qué bien vendría oír más a los nuevos referentes españoles. Yo por ti, tú por mí.
Una respuesta a “¿Y si no?”