Raúl Bermúdez, volar con los pies en el suelo: “Me muevo por sensaciones”

A los doce años se dio cuenta que el fútbol ya no le motivaba demasiado. “Papá, quiero una bicicleta”, fue su conclusión. “Perdí peso y cogí forma”, confiesa. Y terminó siendo titular del CD Trabuco y debutó con el sénior con 15 años. “Intento aplicar la disciplina del ciclismo a más ámbitos de mi vida, nunca falté a un entrenamiento”. Hasta que colgó las botas por el calapie. “Cuando me mudé a Granada comencé a tomarme el ciclismo como algo más serio”, dice a través de una pantalla. La crisis del coronavirus ha frenado su progresión el ciclismo en ruta. El de montaña también le dejó de avivar la llama: “Me muevo mucho por sensaciones”. Raúl Bermúdez (Villanueva del Trabuco, 1998) ya acumula más de 130 podios, pero no deja de repetir lo mismo: pasión y constancia.

Pregunta: ¿Es más fácil mantener la motivación cuando ya se tienen más de 130 podios en la vitrina? 

Respuesta: Siempre alcanzar buenos puestos es una motivación, pero también lo es conseguir superándome cada año. Me gusta ver hasta dónde puedo llegar y cada año intento avanzar un poco más. Eso sí, para eso hay que tomárselo en serio y ponerle pasión. 

Justo cuando decide iniciarse en el ciclismo de carretera y el Manuela Fundación (Sub23) confía en usted, aparece esto del coronavirus… ¿Le frustra? 

Por supuesto, tenía ganas de correr, mejorar y aprender y sólo me ha dado tiempo a correr dos carreras (Trofeo Ciudad de Don Benito y Trofeo Guerrita en Murcia)  y en dos carreras es difícil evaluar. Llegas de la montaña y corres dos carreras de carretera y vas cogiendo ritmo poco a poco. Ves que con dos no es suficiente para adaptarte y cuando esperas la tercera… ya no hay (ríe). Entonces, uf, llevo preparándome para correr estas carreras mucho tiempo. Llevo desde octubre entrenando muchas horas, muchas horas de gimnasio, de bici, cuidando la alimentación… Me he quitado muchas cosas para entrenar: salir por la noche con los amigos, todo. Llevando una vida dedicada a la bicicleta a parte de combinarla con los estudios, con el trabajo cuando se ha tenido que trabajar… y ahora no poder correr pues te frustra, pero hay que ser positivo y pensar que se puede retomar. 

¿Cómo entrena en esta situación? 

No tiene mucha ciencia: rodillo y trabajo de fuerza. Yo tengo la suerte de contar con el asesoramiento de mi entrenador, Francisco Villaescusa, que me ayuda a no perder la forma y a que todo sea más ameno. En rodillo trabajo por días, unos días más intenso y otros más suave y lo acompaño con trabajo de core, TRX… Al final, estamos limitados y me adapto como se puede.

¿Dónde entrena? 

Tengo la suerte de vivir a las afueras de mi pueblo en un recinto que no es pequeño. Si hace mal tiempo pues… como todo el mundo: rodillo a la cochera y a ver la tele mientras o algo. Si no, puedo sacar el rodillo a la calle porque tengo zona para ello. Incluso he podido coger la bici de montaña y hacerme un circuito aquí por mi casa, por mi terreno. No es nada extraordinario, pero para despejar la mente un ratito viene muy bien. 

¿Cuántas horas entrena? 

(Ríe) Me cuesta, me cuesta… Como mucho suelo hacer, como mucho mucho, dos horas. E intercaladas. El rodillo es una cosa que me pesa mucho. Hago el trabajo de series de una hora u hora y media por la mañana y al final de la tarde, si tengo ganas, ruedo unos 30 minutos o lo que me apetezca, pero suave, muy suavito para soltar un poquito piernas y al final para que el día se haga más ameno porque de estar acostumbrado a entrenar muchas horas y ahora pasar a entrenar prácticamente unas horitas y ya no tener nada que hacer en todo el día… ayuda a despejarte.

¿Y qué pasa con la alimentación? 

La estoy llevando con Sergio Fuentes, mi nutricionista, y ese es el punto que probablemente más me esté costando porque ahora estoy en casa (durante el periodo lectivo vive en Granada, donde estudia Pedagogía) y hay muchas más cosas en la despensa (ríe), está llena… Siempre hay algo de chocolate, algo dulce… Y bueno, siempre no se puede hacer la comida que tú quieres porque no estoy yo solo, somos más en la familia y hay que adaptarse a todos. Sí es verdad que intento limitarme todo lo que puedo, pero tantas horas en casa con tantas cosas se hace muy muy muy difícil. 

¿Cómo afrontaba la temporada? 

El principal objetivo tanto colectivo como individual era hacer un buen papel en la Copa de España. El equipo contaba conmigo para ayudar a conseguir el objetivo. Tenemos a Antonio Gómez, que viene de correr en profesionales y teníamos una base muy buena para poder haberlo hecho muy bien. También mi objetivo era adaptarme a la carretera porque al venir de la montaña era complicado. Después de la Copa teníamos pensado hacer las carreras de verano, pero sobre todo aprender y rendir lo máximo posible. 

«Cuando te estás preparando y llega algo tan inesperado como una accidente… lo pasas mal. No sabes si seguir corriendo.»

¿Cómo fue esa transición de la montaña al asfalto?

Comenzó en 2018, cuando decidí empezar a salir a competir fuera de España, aún en bicicleta de montaña. Gracias a mi padre pude hacerlo y completar todas las pruebas, incluso acabé en el podio y me quedé cuarto en la clasificación general del Open de España. Eso me llevó a que un equipo de Sevilla (UKS Bike Team) me ofreciera la oportunidad de correr con ellos y así me permitía salir a correr más carreras a nivel nacional y con más nivel; por ejemplo: la Copa Catalana de Banyoles, que es muy internacional. Eso me fue abriendo camino y evalúas tu nivel a nivel nacional porque correr a nivel andaluz está muy bien, pero la realidad es cuando sales a correr fuera. 

Luego llegó el accidente…

Sí, en agosto, cuando me estaba preparando para competir en el campeonato de España de maratón, sufrí un accidente. Choqué con una señora mayor, que no me vio. Ella venía de frente y a pocos metros mía giró para entrar en una calle y no me vio y choqué contra ella. Iría a unos 50km/h porque picaba un poco hacia abajo. Eso me llevó a estar parado unos cuatro meses. Fue un momento complicado, no sabía si seguir corriendo… no sabía qué hacer, pero de repente decidí planificar la temporada con el equipo de montaña y me fui motivando. Luego se puso en contacto conmigo Manuela Fundación, que es el equipo de carretera en el que estoy y me ofreció correr. No me lo pensé ni si quiera y le dije que sí, que corría con ellos. 

¿Pensó dejar de correr? 

(Suspira) Sí. Cuando te estás preparando y llega algo tan inesperado como una accidente… lo pasas mal. No sabes si seguir corriendo, no sabía si realmente iba a ser capaz de volver a estar a mi nivel. Te preocupas. No sabes si vas a ser capaz de volver a entrenar porque al final… no le coges respeto, es que le coges miedo. Yo tenía miedo a volver a entrenar. Había días que tenía ganas de entrenar, pero otros deseaba no hacerlo. 

¿Cómo superó ese miedo?

Te lo planteas mucho. Tuve la suerte de que me apoyó mucha gente, tanto de la familia, como amigos… incluso gente que realmente no conocía. Así te vas concienciando un poco… y también si se necesita ayuda externa pues se necesita, no pasa nada, ¿no? Yo recurrí a ella y vas viendo que va llegando el momento que puedes entrenar y te va entrando otra vez las ganas de decir “venga, vamos”.

Al principio, no era capaz de entrenar solo, entonces pensé en comenzar a entrenar con alguien. Busqué gente para salir y a partir de ahí, mi vida normal: me vestí, quedé con ellos, salí a entrenar. Es verdad que ese primer día no lo pasé bien. No a nivel físico, sino a nivel mental porque me pasaba un coche y temblaba. 

¿Mereció la pena? 

Claro, hombre. El deporte es vida. 

Raúl Bermúdez compitiendo en ciclismo de montaña con su anterior equipo UKS Bike Team. (Foto: UKS Bike Team).

Mencionaba antes a su padre, ¿qué le tienes que agradecer?

Todo. Desde que empecé, todo. A nivel deportivo, empecé a competir con 11 o 12 años y me llevó a mi primera carrera, aunque costó un poco convencerlo (ríe). Fue en Coín y dio la casualidad, o como se quiera llamar, de que llegué tercero. A mi padre le gustó el mundo del ciclismo y a mí también. Nos ilusionamos. Desde ahí, me comenzó a llevar a todas las carreras que queríamos. Me llevó a todos sitios y ha estado siempre conmigo. Mi padre lleva haciendo esfuerzos mucho tiempo porque el ciclismo no es un deporte barato, el material es caro, la carrera es cara y siempre he tenido que buscarme las habichuelas. Es verdad que dimos el paso de salir de Andalucía y gracias a eso pude tener un equipo que me costease los gastos. 

¿Cuándo comenzó?

Deporte llevo practicando desde que me acuerdo. Empecé con cinco años en la escuelas municipales de fútbol aquí en Villanueva del Trabuco como todos los niños del pueblo más o menos y hasta hoy no he dejado de practicar deporte. Es verdad que he dado muchos giros, pero ahí estamos. 

¿Cómo ha cambiado su vida desde que conoció lo que era una bicicleta?

Yo al fútbol jugaba poco… yo no he sido muy bueno nunca (ríe). Lo que pasa que he intentado ponerle ganas siempre. Cuando no tienes una cosa hay que ponerle otra, ¿no? Después, empecé con la bicicleta, perdí peso y cogí forma y al final eso me llevó a jugar más partidos, empecé a ser titular e incluso antes de que dejase el fútbol a los 15 años debuté con el equipo sénior. Entonces, la bicicleta me ha enseñado a ser disciplinado, a organizarme el día, a tener compromiso… Y esas cosas las aplicas a más ámbitos de tu vida. 

¿Cuál fue su primera bicicleta?

Mi primera bicicleta fue una motoreta de mi hermana que estaba por aquí arrumbada (ríe). Cuando crecí un poco, mi tío me compró una bici. Yo no hice la comunión, pero me hicieron regalos de comunión (ríe) y ahí llegó una bici que estaba un poco más decente y con ella ya hacía algunas rutas y demás. 

Con 12 años ya buscabas nuevas motivaciones porque el fútbol no te llenaba del todo… Eso dice mucho de su personalidad. ¿Esa es su filosofía?

(Suspira) Desde pequeño mi filosofía es intentar superarme y para intentar superarte tienes que tener algo de motivación; por ejemplo: cuando jugaba al fútbol no faltaba a ningún entrenamiento ni ningún partido, aunque no jugase, porque mi motivación era jugar. Eso es esforzarte en algo. Igual que cuando quieres acceder a la universidad o cualquier otra cosa. Mi motivación de cada año era ir más rápido al siguiente o hacer cosas nuevas y conseguir nuevos retos. El querer superarse es una propia motivación. 

¿Qué hace en Granada? 

En Granada, estudio pedagogía. A ver ahora cómo lo acabamos porque está la cosa complicada por el coronavirus. Cuando me fui allí, fue un paso bastante importante en mi rendimiento deportivo porque tenía más tiempo para mí. Tenía las clases por la tarde lo que me permitió tener gran parte de la mañana para entrenar. Quería tomarme el ciclismo como algo más serio. Quería mejorar mis puestos. Yo entrenaba por las mañanas y por la tarde iba a clase y así he estado hasta este último año, cuando he tenido las prácticas. Eso me permitía entrenar más porque podía ir al gimnasio por la mañana temprano y luego más tarde coger la bici. Eso era impensable cuando estaba en casa estudiando bachillerato porque las clases son por la mañana y sobre todo en invierno el tiempo es mucho más limitado para entrenar. Granada me ha permitido dar un salto de calidad. 

Está investigando sobre la relación entre los hábitos saludables en la alimentación y el rendimiento deportivo… 

Me gusta mucho la educación, es un tema muy importante en mi vida y quería relacionar mi TFG (Trabajo de Fin de Grado) con otro tema que me gustase mucho como es el deporte. Entonces, ¿para qué quedarme en el deporte? Ya que me gusta la alimentación y me gusta todo ese tema pues me pregunté cómo enfocarlo. Así, decidí analizar la relación entre los hábitos saludables y el rendimiento académico, que es mayor en quien hace deporte, come bien, descansa adecuadamente y evita sustancias tóxicas como el alcohol o el tabaco. 

Raúl Bermúdez, en una carrera de la Copa de España de ciclismo. (Foto: Manuela Fundación Team).

Volviendo a lo deportivo, ¿qué tal la experiencia en el Manuela Fundación?

Tenemos mucha suerte porque tenemos una estructura bastante buena que la dirige Manolo Calvente que fue profesional y también Francis Huertas que es el mayor responsable, el presidente. Manolo es un libro abierto, aprendes muchísimo, tiene mucha experiencia y te aporta lo que quieras. También tenemos a dos que vienen de profesionales: Juan Antonio López (‘Chupe’), de Loja, y Antonio Gómez, de Montilla. Tener a dos corredores que vienen de profesional… de ahí puedes aprender mucho. En la primera carrera con Antonio me aconsejó mucho y así es un poquito más fácil correr. Tenemos muy buen trato entre todos y fomentamos un compañerismo muy bueno. 

¿Cómo se concentra un ciclista profesional tan joven?

Es complicado porque es verdad que en el deporte tienes que ser disciplinado y estar concentrado y eso en el ciclismo no es menos. También cuando tienes veintipocos es más complicado todavía. Tienes amigos que salen, que te invitan, que esto.. lo otro… vente que esta noche, vamos a ir a tal… Y la mayoría de las veces tienes que decir que no porque tienes que quedarte en casa para entrenar o para competir. Son muchas cosas que tienes que gastar cuidado. Tengo que estar concentrado en los entrenamientos y todos los días no se tienen ganas, pero hay que echarle ganas. 

«No creo que tenga ninguna cosa súper buena, pero tampoco tengo nada malo».

¿Qué se dice a sí mismo?

Hay días que no tienes ganas de entrenar, pero te conciencias de que es la única vía. Es lo que hay. Si quieres llegar a tener un nivel bueno tienes que hacer las cosas bien. No hay otra. 

¿Tiene algún ritual antes de las carreras? ¿Usa las redes sociales digitales?

Las suelo usar, pero depende. En ese aspecto me muevo mucho por sensaciones. Yo no suelo tener rituales. Si me apetece las miro y si no, pues no. Si faltan tres horas para la carrera y no tengo ganas de hablar, quito internet. Pero si falta una hora y me apetece y no tengo nada que hacer, lo miro. Es verdad que no uso Instagram o Facebook antes de la carrera, pero sí WhatsApp, mis contactos y ya está. 

¿Usa la música como motivación?

No, no suelo ponerme música antes de correr. A no ser que eso… si algún día me apetece sí. Me muevo por sensaciones. 

¿En qué piensa cuando gana? 

(Suspira) Pf. Es una sensación bonita porque cuando lo consigues tienes la satisfacción de que has hecho el trabajo muy bien, pero sabes que lo has hecho bien porque anteriormente lo estás haciendo bien, no solo en esa carrera. Aunque no suelo pensar tampoco mucho ni hago llegadas eufóricas. Solo me acuerdo del agua (ríe). 

¿Y cuando pierde?

Si has tenido algún problema en carrera es lo primero que se te viene a la cabeza o si no has hecho algún día algo bien es lo primero en lo que piensas. Piensas “tengo que trabajar más o esto que hice no me ha venido bien”. De todas formas, ya está, a veces son cosas inevitables y otras están en tu mano. 

¿Cuál es su ciclista referente?

En montaña, me gusta mucho José Antonio Hermida no sólo por su forma de correr, cuando lo hacía, sino por su carisma. Es un hombre cercano y me gusta. Y en carretera, me gusta mucho Purito. También Van der Poel me llama mucho la atención por cómo compagina tantas modalidades y aparte porque se ve que es una persona que no alardea. Se le ve tranquilo (ríe).

¿Cómo se definiría como ciclista?

No sé, constante. No sabría definirme porque no creo que tenga ninguna cosa súper buena, pero tampoco tengo nada malo. Constante. 

¿Le vamos a ver en los Campos Elíseos?

(Ríe). Ojalá, eso es muy difícil. De momento intentaré superarme todos los años un poquito más si se puede, pero el futuro es impredecible. 

Raúl Bermúdez durante con el maillot y la bicicleta de su nuevo equipo, el ‘Manuela Fundación’. (Foto cedida por Raúl Bermúdez)

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