Ahora que llega el verano hay que estar pendiente de todo. Pendiente de la crema y del niño. Si ambas las hubiera. Porque de tenerlos o no también hay que estar pendientes. Y ambas queman, digo yo… Al loro, dirían. Que no estamos tan mal. Salvo porque te despierten de la siesta. Que ya habías cogido el sueño, cuando vuelves a tener que estar pendiente de que los niños numerosos de la familia traviesa no te rocíen con arena de Pedregalejo. Piedras, más bien. ¡Uy, cuidado con el talón! Estate pendiente del suelo y pendiente de los bikinis. Que por pendiente casi me la gano. Una madre confundió mi objeción por las cañas. Pensó que mi pendiente era pescar a su hija. Y es que por cangrejo ya estaba el del pescador, poco atento al roquedo. Un paso en falso… y al hoyo. Por eso de lo que sí hay que estar pendiente es del pendiente, porque la otra siempre está pendiente. De hacerlo, cuando la policía no esté pendiente. Y el coche, en poca pendiente. Que de no haber estado pendiente de la revisión del freno de mano, ni la metes. La mano, quiero decir. Que lo suyo es lavárselas a menudo porque aún estamos pendientes de lo de las paperas. Por lo visto, fue la Junta la que no estuvo pendiente de las vacunas de la generación de la década de los 90. De lo que sí parece estar pendiente es de remodelar el despacho del Director General de la Agencia Pública Andaluza Educación, de la que está pendiente un ingeniero industrial. Ya me dirás. En Andalucía, es que hay muchos pendientes. Fosas pendientes, enfermos pendientes, presupuestos pendientes y uno más en primera pendiente. Los míos suelen estar en la bandeja de entrada. Y también tengo una carpeta de lecturas pendientes. Siempre pendiente a llenarla. Como el Barça su saco de fracasos. Que por no estar pendiente, se la metieron cuadrada. Ahora ha decidido vestir así. A cuadros. Como parece que puede quedarse Pablo Iglesias por más que esté pendiente del móvil. Que no llega la oferta de Sánchez, a quien parece no quedarle ninguna cartera pendiente. Allí estará Juan José Cortés, que cobra una pensión por incapacidad, pero dice ser independiente para capacitar en el Congreso. En Málaga, seguimos pendientes de las obras del metrillo. Y los jueces no saben medir la historia. Habrá que estar pendientes, a ver si con el descuido le dan vida. Que para vida, la real… que en la virtual hay que estar muy pendiente. Porque la corrección política es la norma en el mundo de los políticos incorrectos. El caso es que estás todo el día pegado al móvil. Así que estate más pendiente de tu abuela. Y como la vida pende de un hilo, no dejes nada pendiente a lo que le puedas hincar el diente.
Enhorabuena Samuel, estás pendiente de todo. Me gustó mucho.
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